martes, 14 de octubre de 2008

El cine

No recuerdo cuando fue la primera vez, pero la experiencia se ha repetido muchas veces. Elijo una película de las que ese día proyectan en los cines de la localidad en la que me encuentro. Después de comprar las entradas y buscar un sitio lo más cómodo posible para ver la película, se apagan las luces y cuando comienza la proyección , puede suceder lo extraordinario. Si la historia te engancha, te proyectas en un personaje, no importa el sexo o la edad, pero durante la próxima hora y media vives otras vidas, en otros lugares, con aventuras, historias divertidas, historias tristes, miedos, suspense, etc. Tu realidad se pierde absorbida por la proyección de unas imágenes ilusorias, creadas a propósito. Mediante ese proceso descubres emociones, que a veces no vives cotidianamente como puede ser el pánico, o la rabia ante un suceso.
Cuando termina la proyección si la película me ha impactado sigo pensando en ella durante muchas horas después, e incluso días.

Pero esa magia solamente me sucede con el cine, ver la proyección de una película por la televisión no me produce el mismo efecto



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